jueves, 17 de julio de 2025

Reviviendo a los fantasmas

Fantasmas en los callejones oscuros


He vuelto, me asomo, como fantasma, por los rincones de este espacio abandonado, quince años de polvo y telarañas se tejen en la pantalla. Anoche soñé que una voz me llamaba, repetía que había llegado el momento. 

Hoy desperté con el cerebro adolorido, como nublada, tomé un café y me dispuse a trabajar; pero el tiempo tenía otros planes. Apenas eran las 9 de la mañana, el termómetro ya estaba cerca de los 40 grados, apenas abrí los correos que debía contestar cuando escuché el "clic" que todos quienes vivimos en tierra caliente, tememos. Era el sonido de la energía eléctrica desapareciendo. La pantalla se apagó, el ventilador del minisplit quedó en silencio por un momento, hasta que el trino de los pájaros se encendió. Tyler comenzó a jadear con fuerza, mi cara se empapó de sudor, abrí ventanas y puertas con la esperanza de encontrar brisa fresca, pero solamente encontré un soplido ligero que se abría paso entre el vapor caliente que saturaba la atmósfera. Saqué la silla de playa a la terraza, empapé a Tyler y me mojé la cabeza, el agua salía tibia de la manguera. Ya en la terraza, intenté leer pero no logré concentrarme con todo el ruido que hacían los vecinos abriendo y cerrando puertas, supongo que en busca de frescura como yo. 


La calle frente a nosotros se llenó de vida, cosa rara para esta hora en pleno verano. Algunos vecinos caminaban en dirección de la tienda y regresaban con bebidas frescas, otros se subían a sus carros para prender el aire acondicionado mientras conversaban y los pájaros, como si supieran, trinaban cada vez más fuerte. Así estuvimos cerca de una hora, Tyler ladrando a discreción, Yo, intentando descifrar el significado del caos según Hesíodo. Ya me estaba encariñando con Eros cuando el límite entre la sombra y el sol nos alcanzó.
Tuvimos que bajar para refrescar de nuevo a Tyler con la manguera, entonces un aviso, un clic más agudo que el anterior, un intento de reactivar la energía eléctrica me ilusionó. El minisplit se encendió, Tyler corrió junto a mí para disfrutar del aire fresco, permanecimos allí, un par de minutos disfrutando, luego me acerqué al escritorio para encender la computadora. Apenas iba encendiendo cuando de nuevo el "clic" del terror. Esperé un poco y nada, nos quedamos en silencio de nuevo. Tres veces sucedió así, que justo cuando encendía la computadora se apagaba todo, entendí la indirecta del universo y decidí no volver a prenderla, con tal de que me regresaran la frescura. 
Claro que Mercurio Retrógrado no contaba con la laptop guardada en la maleta, así que aquí estamos, surfeando entre apagones viejos callejones. Llevamos casi una hora sin corte de luz, Tyler disfruta de la cascada de aire fresco que sale del minisplit y yo, yo he vuelto a andar por este blog después de tantos años.
Aquí me tienen, de vuelta, quizá un par de miradas vengan a saludar, quizá alguien se anime a pasear junto a mí por estas calles oscuras, quizás solamente vuelva a escuchar el eco de mis pasos que tanto extraño. 



#Culiacan #ClaudiaIslasCoronel #fantasmas #calor #verano #historias

martes, 19 de noviembre de 2013

ESTRENANDO

Aquí nomás presumiendo nuevos callejones de las calles oscuras:







viernes, 1 de febrero de 2013

Conversaciones Margaritas I



Conversaciones Margaritas I

Hoy se murió un poeta
uno que defendía a los indios
y tenía por armas las letras
hoy palabras sin papel
son impulso eléctrico tinta-tristeza
el poeta anduvo un camino en verso
que le dictaron las piedras
y yo no puedo dejar de pensar que nos debíamos alegrar
por su regreso a la tierra
ahora que las niñas sueñan con cuerpos sin cabezas
y los árboles destilan óxido
entre escombros de edificios
estoy segura que ni ese gran poeta, ni tú, abuela
tenían por qué ver este mundo tan de mierda.

Qué bueno que ya no tienes ojos para mirar tanto desencanto
tanta desgracia floreciendo entre tus campos

                  tanto silencio

aquí con todos estos años,
sigo buscando un papel
un norte que me devuelva tu canto
sobre las cúpulas de Penjamo,
sigo escarbando en las pantallas
a ver si hallo una verdad
un caminito que me regrese la paz
que te hinchaba el pecho cuando mirabas tu bandera

Ay abuela, qué bueno que te moriste
de vieja y no de miedo como ahora
nos morimos de callados los indios
sin poeta ni bandera

Qué bueno señor poeta
usted seguirá hablándonos
desde las piedras
Qué bueno, qué bueno que nos dejó una tierra fecunda de versos
Qué bueno abuela, que me dejaste en el sueño el canto orgulloso de tu patria
Qué bueno, que algún día mi rabia será también una piedra.



©Claudia Islas Coronel

viernes, 20 de julio de 2012

Frágil

La fragilidad de un ser humano reside en cada una de las voces que lo habitan, su fortaleza, quizás, sea la unión de todas ellas.

  “Frágil” rescata las voces internas de una inquebrantable columna vertebral que sostiene sólida e interrogante el peso de la vida en la actualidad. Mediante un juego de voces entre “Ella”, “Él” y “Los Otros”, intenta explorar los rincones de la existencia arrebatada por “El Miedo” y los sucesos que nos afectan en tiempos de globalización. La violencia habla desde la ventana a los seres que con los ojos cerrados dejan pasar las hojas del calendario entre bytes y noticias perturbadoras. La voz de “Los Muertos”, envuelta en un susurro se une con la vida y nos acerca al “Poeta” que escucha los gritos de “La Esperanza” en silencio. Así pues, “Frágil” es una colección de gritos silenciosos que oscilan entre la vida y la muerte, mientras caminan por las calles de cualquier ciudad del mundo. 

domingo, 20 de noviembre de 2011

El buen fin

Mi buen fin está lleno de miradas cómplices, de amigos que se abrazan entre la ciudad y el desierto mientras escuchan el canto del mar. Mi buen fin, es un camino de tierra que cambia sus formas bajo el sol; es el horizonte azul, curvo entre la blancura de las dunas de una mujer que sonríe. Mi buen fin se viste con música, se canta en coro en cualquier callejón o bajo la ducha, se lee en un libro viejo con olor al café que se han bebido todas las manos cariñosas alguna tarde lluviosa. Es un banquete, cocinado a fuego lento como una ofrenda que regala el mar al desierto. Es un desierto lleno de dragones apagando su sed entre las olas, una búsqueda eterna por la mirada que se aleja y se adorna con piedras preciosas que se levantan como queriendo alcanzar las estrellas. Es una estrella brillante retando a los letreros de neón a crear poesía.

Mi "buen fin", no tiene fin ni tampoco es bueno porque es república sin bandera, no conoce de quincenas, tampoco de aguinaldos pues la imaginación moldea su calendario.