Brincando a cada segundo, "como perros chihuahua", así lo definió el Ro (y le creo), ese día en que por fin logramos presentar en sociedad al bebé y terminamos por bebernos la noche en medio de amigos y curiosos que se acercaron a compartir con nosotros este viaje.
Gracias a todos los que asistieron, gracias a todos los que apoyaron el vuelo de esta historia que hoy se puede leer en papel.
¡Larga vida ZARABANDA!
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