lunes, 7 de junio de 2010

Silencio



En el ensueño te imaginé poesía que nombraba el silencio y entre líneas iluminaba el verdor de la hierba. Intercambié secretos de almohada con las estrellas buscando tu nombre desde la selva, junté una por una tus palabras que regresaban convertidas en ola cada atardecer, conté las noches que dormí al cobijo de tus consejos y las esparcí en el brillo de la arena que canta entre la espuma. Seguí tus huellas hasta el desierto de mi soledad, dibujé una casa desde donde volar, hice de la luna una hamaca para descansar, del sol un tatuaje y con el recuerdo de tu risa un chal.
El cansancio pesa en los párpados y no hallo eco que responda a mi curiosidad, he volteado al mundo de cabeza y no encuentro las botas que llevan hasta tu paz.

El viento aún acaricia como aquella noche en que nos despedimos bajo el platino de tus poemas…

¿Dónde estás?

La Noche Triste





Así nomás

se nos olvidó que somos hermanos
barro cocido por el mismo sol
huéspedes de un momento en el universo

que no nos pertenece

qué suave se mece ahora el olvido
borrando constelaciones y tradiciones
vestidas con faldas minúsculas
torneadas entre ritmos extranjeros

de tanto ver a la esperanza partir en nombre de la fé
el abrazo fraterno ya no hace hoguera sin rencor
se nos olvidó la pasión que movía las entrañas
lo cambiamos por un balón que hipnotiza a mas de dos

ambiciones de poder
nos han robado el calor
y las sonrisas que ahora disminuyen
a la par del crudo si los once no meten gol

¿dónde quedó la historia de los volcanes
que el abuelo contaba entre luciérnagas
y la mirada del niño que las armas tomó
en nombre de una revolución que no llega?

¿dónde están las estrellas que señalaban el rumbo?

así nomás

se fué la alegría de caminar libres sin miedos
pintadas las calles con armas y soldados
entre impuestos y tribulaciones ajenas que pasan mejor en HD
sólo noches oscuras manchadas con corrupción

somos los culpables
de la caída de aquel árbol magno
que aguantaba con orgullo
el temblor de la tierra

y se nos olvidó voltear a verlo

preferimos agachar la cabeza
y silenciar el hambre con un taco de rezos

gritando “GOL” entre las ruinas de un pueblo sin trofeo.

Claudia Islas Coronel